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Heroína en España, 1977-1996

Juan Francisco Gamella

Balance de una crisis de drogas

Claves de Razón Práctica

1997

La segunda mitad de 1978 fue un período seminal en la crisis de la heroína en España, no tanto por la extensión de los usuarios, que crecían pero eran aun muy pocos, como por la atención pública concentrada en el tema y por los esfuerzos variados por crear “conciencia social” respecto al problema. El sentido “epidémico” fue entonces masivamente promovido por primera vez, basándose en la existencia de un puñado de casos locales. La orquestación de las noticias alarmantes sobre esa droga alcanzó un crescendo en ese momento, funcionando quizá como una campaña de promoción del nuevo producto y las técnicas de administración asociadas. Resalta la sincronía y coordinación de los medios de comunicación y las instituciones en su respuesta. Se aprovecharon los primeros síntomas locales para lanzar una campaña de promoción que hoy sonroja tanto por los actores que la llevaron a cabo como por los métodos y conceptos utilizados, para “concienciar” a la ciudadanía del problema que se avecinaba. Paneles publicitarios con mensajes como “La droga mata”; reportajes periodísticos sobre las muertes por “sobredosis” (alguna debida a un envenenamiento con cloroformo en un robo de heroína); los primeros “tratamientos” (dar metadona para que se la inyectaran “adictos” al LSD); y reiteradas referencias a una realidad norteamericana en películas, discos y libros popularizados entonces, contribuyeron a hacer del consumo intravenoso de heroína una realidad “presente” y una opción social válida. El problema masivo de la heroinomanía estuvo en los medios de entretenimiento y comunicación antes de estar en la calle. Resulta dramático pensar que en aquella fase previa todavía hubiera podido actuarse eficazmente y reducir considerablemente el ámbito de extensión de la crisis y de los daños que ésta iba a causar.

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